Articulo traducido por voluntarios que han ofrecido su tiempo y conocimientos para ayudar en la divulgación de información, no revisado oficialmente.
La persona que llama a la línea de servicio está llorando. “Mi médico dice que soy alérgico a mi conejo y que tengo que deshacerme de ella. La quiero mucho. ¿Podéis encontrar un buen hogar para ella?”
Estas llamadas son devastadoras. Es cierto que el tratamiento antialérgico más fácil es eliminar el agente desencadenante. Pero esto ignora la importancia de los animales de compañía para nuestra salud y bienestar. Las experiencias de nuestras familias de acogida muestran que las personas alérgicas pueden vivir de forma segura y feliz con conejos y otras mascotas.
¿Qué son las alergias?
Las alergias son parte de la respuesta habitual del cuerpo a la hora de enfrentar infecciones. A veces el sistema inmunitario se sobre estimula y reacciona a agentes que normalmente se ignoran. Las alergias más comunes incluyen al polvo, a los ácaros, a los insectos y al polen de las plantas. Las alergias a los animales suelen ser causadas por las proteínas de la saliva que se quedan en el pelaje al lamerse y no por el pelo en sí. Tocar el pelaje transfiere estas proteínas a nuestras yemas, y después a nuestra cara, ojos y nariz. A su vez, estos ingresos a nuestro cuerpo se rodean de células inmunitarias listas para responder ante cualquier invasor.
Para algunas personas las proteínas en el pelaje de los conejos son consideradas invasores peligrosos, provocando que el sistema inmunitario organice una defensa a gran escala. Los ojos llorosos y la nariz que gotea intentan lavar estas proteínas. Las vías respiratorias se estrechan en respuesta a hormonas como las histaminas, que envían más células inmunitarias al lugar de la invasión. Esta respuesta es beneficiosa cuando el invasor es una gripe. En cambio, una respuesta tal a conejos u otros animales de compañía puede provocar sufrimiento y problemas. Para muchos de nuestras familias de acogida, la inconveniencia de las alergias es claramente superada por el amor por nuestros compañeros. Aquí discutimos las estrategias que las familias de acogida utilizan con éxito para minimizar estos malestares.
¿A qué soy alérgico en realidad?
El primer paso es saber si realmente eres alérgico a tu conejo. Los médicos a veces se precipitan a la hora de culpar a un animal, y las pruebas de alergia pueden no tener en cuenta la sensibilidad de las personas. Sé un detective. Descarta “presuntos criminales” de uno en uno. ¿Son los conejos o las motas de polvo lo que te hace estornudar? ¿El tubo de heno, lleno de polen y polvo? Limpiarlo frecuentemente reduce enormemente las alergias.
Convivir con alergia a los conejos
¿Y si pasa lo peor y eres alérgico a tu conejo? El paso más importante es minimizar lo que desencadene las alergias. Algunas personas puede que deban encontrar un nuevo hogar para su conejo; para los asmáticos graves, una reacción fuerte puede ser mortal. Para la mayoría de alérgicos, incluyendo muchas familias de acogida, un esfuerzo extra puede hacer que podamos compartir nuestros hogares durante años.
Minimiza el contacto directo. Nunca te toques la cara después de tocar a tu conejo o sus objetos. Lávate siempre las manos (¡y no te olvides de las gafas!) después de visitarla. Haz que alguien más limpie su jaula con la puerta de la habitación cerrada; si tienes que limpiarla tú, lleva mascarilla y/o ropa especial. Elimina de inmediato la basura sucia y el heno de la casa.
Limita el terreno de tu conejo. Esto reduce la propagación de alérgenos del conejo en la casa. Utiliza puertas para bebés para limitarla a ciertas habitaciones. Esto también hace que limpiar sea más fácil.
Ten habitaciones libre de conejos. Prepara al menos una habitación en la casa que el conejo nunca visite, un área segura donde el sistema inmunitario no sea estimulado. Tu habitación debería ser una de estas habitaciones, porque pasas mucho tiempo en ella.
Limpia con frecuencia. Limpia el polvo y pasa la aspiradora a menudo, no sólo en muebles sino también en los marcos de las puertas, los alfeizares, las lámparas y las cortinas. Friega con un trapo húmedo los suelos de madera, especialmente debajo de las camas y muebles. Reduce el desorden. Guarda el heno en un tubo, o prueba un tipo de heno distinto; para algunos, humedecer el heno con agua puede ayudar a reducir el polvo. Guarda el heno en el garaje o en un sitio al cual no vayas a menudo. Muchas personas descubren que la supuesta alergia a los conejos es causada en realidad por el heno y los ácaros del polvo.
Invierte en equipos de filtración de aire. Los mejores son unidades de filtración HEPA (aire de partículas de mucha eficiencia), los cuales absorben del aire el polvo y pelo microscópico y otras partículas. Aunque son caros, estos filtros son una inversión excelente y mejoran la vida de muchos alérgicos. Deja funcionando el filtro HEPA siempre al mínimo en tu habitación libre de conejos con la puerta cerrada; pon equipos adicionales en las otras habitaciones, incluyendo la habitación del conejo. Los sistemas de aire central con filtros electrostáticos también ayudan. Limpia o cambia los filtros con regularidad.
Prueba los neutralizadores de alergias. Los productos como “AllerPet” y “AllerPet/C” son líquidos/sprays que se aplican regularmente al pelo y neutralizan algunos de los alérgenos del pelaje. Las fórmulas en champú no se recomiendan ya que los conejos suelen estresarse al bañarse. Estos productos funcionan, pero son caros y deben ser usados con regularidad. Una alternativa es el cepillado diario (preferiblemente en el exterior) y limpiar el pelaje con un trapo húmedo. Estos productos no son sustitutos de las recomendaciones previas.
Busca medicación para la alergia. Los sprays nasales que contienen esteroides antiinflamatorios son excelentes para controlar alergias graves. Estos medicamentos suprimen el sistema inmunitario local de los ojos y nariz antes de que se provoque la alergia. Otros tienen más éxito con las vacunas de desensibilización alérgica; pregunta si puedes usar el pelo de tu propio conejo. Para mi misma, el uso regular de sprays de esteroides nasales eliminó mis alergias al polen, cobayas y gatos casi al completo; ahora, rara vez lo necesito. Consulta a un doctor compresivo y encuentra productos que te funcionen.
Es cierto que estas sugerencias requieren esfuerzo. Dado el amor incondicional de nuestros conejos, es lo mínimo que podemos hacer para devolverlo.
Susan Smith es Profesora Asociada de Ciencias Nutricionales en la Universidad de Wisconsin-Madison. Agradece a los colaboradores Etherbun, Housebun y Petbunny por compartir generosamente sus conocimientos y experiencias aquí resumidos.
House Rabbit Journal Primavera 1999: Volumen III, número 12.